Se calcula que aproximadamente que se pierde el 15% de los embarazos clínicos (aquellos que fueron diagnosticados por ecografía).
La mayoría de la parejas que han perdido un embarazo logran un nuevo embarazo y nacimiento sin mayores dificultades.
Sin embargo, un porcentaje de parejas tienen abortos en forma repetida. Las causas de éstas pérdidas pueden ser varias.
La más frecuente la mala constitución de los cromosomas del embrión. Esto se puede deber a que algunos de los progenitores presente una alteración genética que originan gametas (espermatozoides y óvulos) anómalas y como consecuencia el embrión no logra desarrollarse correctamente.
También pueden haber anomalías en la cavidad uterina, (defectos anatómicos, fibromas, adherencias, etc.) que impidan el normal crecimiento del embrión. Algunas mujeres además pueden tener incompetencia en su cuello uterino, lo que favorece las pérdidas embrionarias.
Otra razón son las infecciones crónicas que pueden generar un ambiente desfavorable para el crecimiento del embrión. En otras situaciones, la mujer presenta un nivel de hormonas menor al esperado para hacer viable el embarazo.
Actualmente se conoce que pueden existir factores inmunológicos por los que la mujer rechaza los embriones.
Todos estos factores serán necesario estudiar cuando la pareja ha perdido 2 o 3 embarazos. Otro factor a descartar es la presencia de trastornos sanguíneos como por ejemplo la Trombofilia. Sin duda muchas parejas que sufren abortos sin causa aparente recurren a técnicas de fertilización a fin de aumentar las posibilidades de éxito.
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